¿Cómo te hablas a ti mismo?
Estos profesores sostienen que si cuando nos enfrentamos a situaciones dolorosas hablamos en tercera persona, disminuye su impacto emocional. Realizaron un experimento en el que proponían a los sujetos que recordaran una situación dolorosa de su vida, en primera persona y luego en tercera persona: “yo…. “o “tal…”. Y descubrieron que el recuerdo es menos doloroso en tercera persona. Y todo sin mediar ninguna reflexión, sólo cambiando la forma de decirlo.
Los investigadores empiezan por observar que utilizamos los nombres propios para referirnos a otras personas, y no solemos hacerlo para referirnos a nosotros mismos. También, que nos resulta más fácil manejar las emociones de otras personas que nuestras propias emociones; o, dicho de otra forma, es más fácil controlar las emociones referidas con nombre propio.
A continuación, plantean el siguiente experimento: provocan emociones desagradables en los sujetos del experimento pasándoles imágenes que les provocan rechazo, y les piden que recuerden sucesos desagradables de su vida, refiriéndose a ellos no en primera persona sino con nombre propio, como si fueran de otra persona.
Y concluyen que referirnos a nosotros con nuestro nombre reduce la ansiedad provocada por recuerdos desagradables. Y no solo esto, sino que lo hace sin mediar reflexión, es decir sin pensar. Los investigadores utilizan registros potenciales evocados y resonancia magnética y observan que no se produce una activación de las áreas implicadas en el pensamiento. Así, el simple hecho de nombrar las propias emociones como si fueran de otro puede ayudar a aliviar la ansiedad a personas que tienen dificultades para procesar cognitivamente las emociones.
Evidentemente no se trata de hacerlo en voz alta, ante nuestros amigos o familia, porque pareceríamos desquiciados; se puede hacer mentalmente, para uno mismo. Y la propuesta de los investigadores puede servir, no solo para personas con una especial dificultad para procesar las emociones, sino para cualquier persona. Porque al fin al cabo, ¿quién no tiene alguna vez dificultad para digerir lo que le pasa?
En el fondo, salvando las distancias, lo que proponen los investigadores no es muy diferente de lo que propone el coaching, que no es otra cosa que acompañar a la persona para que vea su situación desde otra perspectiva.
¿Acostumbras a hablarte en tercera persona?, ¿Te animas a probar?