¿Te arriesgas a ser artesano de tu propio destino?
Se dice que somos la especie animal mejor preparada para el cambio. Y, sin embargo, ¡nos da tanto miedo cambiar! Porque cambiar significa abandonar lo conocido, la zona de confort, en la que nos sentimos tan cómodamente instalados.
Pero también somos la especie del libre albedrío, porque podemos elegir.
El libre albedrío es la potestad que tiene el ser humano de obrar según considere y elija. Esto significa que las personas tienen naturalmente la libertad para tomar sus propias decisiones, sin estar sujetos a presiones, necesidades, limitaciones, o a una predestinación divina.
Los seres humanos, como los animales, sentimos, pero solo los seres humanos pensamos. Los pensamientos o cogniciones son lo que propiamente nos hace humanos. La integración de sensaciones para formar percepciones, de las percepciones para formar razonamientos, es un proceso de abstracción, una hazaña que sólo el hombre puede realizar. Los animales únicamente funcionan por instinto, que es infalible pero poco flexible; los seres humanos funcionamos mediante la abstracción y el razonamiento, que aunque pueden fallarnos son flexibles y nos permiten adaptarnos mejor a situaciones cambiantes. Pero tal flexibilidad comporta una responsabilidad. El hombre tiene la opción de elegir o no elegir, de mantener un estado de plena consciencia o dejarse ir a la deriva, a merced de las circunstancias. Pero haga lo que haga, tiene sus consecuencias.
Estamos acostumbrados a pensar en la libertad como un derecho, olvidando que en primer lugar es una obligación, una responsabilidad. Ser libre puede ser tanto para hacer el bien como para hacer el mal. Y todo tiene sus consecuencias. Hasta decidir no actuar tiene sus consecuencias. Aunque hay quien cree que todo está escrito, en realidad escribimos nuestra historia con cada una de nuestras elecciones.
(En el blog podrás encontrar un post sobre la responsabilidad y la elección https://www.tdgcoaching.com/responsabilidad-y-eleccion/)
El gran debate está hoy en el libre albedrío. Decidir si queremos ser autónomos, que elegimos, o sólo eslabones de una cadena; si no somos más que el producto inevitable de una serie de causas, o podemos actuar de manera diferente a como lo hacemos.
Cada vez que decidimos nos definimos. Nuestras decisiones reflejan nuestras creencias, nuestros valores, nuestras actitudes y aptitudes, y hasta nuestra autoestima. Somos creadores de nuestra propia vida, artesanos de nuestro destino. En nuestras manos está que podamos llegar a ser lo que queremos ser, o convertirnos en una sombra de lo que somos.
Muchas personas me preguntan si el coaching les puede ayudar a romper sus ataduras. Sí. El coaching ayuda a descubrir nuevas oportunidades donde uno no creía ver más que dificultades. Es un acompañamiento que nos permite levantar el vuelo, coger perspectiva y ver caminos donde antes creíamos que sólo había desierto.